La mía fue una infancia sin sobresaltos, gracias a Dios, en una España donde los españolitos que veníamos al mundo, ibamos cerrando poco a poco y sin ser conscientes de ello, las heridas que abrió la guerra civil. Nuestros ojos buscaban el horizonte y no el espejo retrovisor. No podía ser de otro modo.Nos iba la vida en ello...
lunes, 15 de septiembre de 2008
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