Siento que le debo mucho. Ha sido mi compañero de caminos a lo largo de mas de medio siglo. He cantado sus canciones. Espero no haberlas destrozado demasiado. E incluso he sido, gracias a él, aprendiz de poeta. Como él, nací en el Mediterráneo e igual que él canto aquello de "Som la gent blaugrana..." Y como él, y como Machado y como todos: Hago camino al andar...
Gracias Joan Manuel.
El sol nos olvidó ayer sobre la arena,
nos envolvió el rumor suave del mar,
tu cuerpo me dio calor,
tenía frío,
y allí, en la arena,
entre los dos nació este poema,
este pobre poema de amor
para ti.
Mi fruto, mi flor,
mi historia de amor,
mis caricias.
Mi humilde candil,
mi lluvia de abril,
mi avaricia.
Mi trozo de pan,
mi viejo refrán,
mi poeta.
La fe que perdí,
mi camino
y mi carreta.
Mi dulce placer,
mi sueño de ayer,
mi equipaje.
Mi tibio rincón,
mi mejor canción,
mi paisaje.
Mi manantial,
mi cañaveral,
mi riqueza.
Mi leña, mi hogar,
mi techo, mi lar,
mi nobleza.
Mi fuente, mi sed,
mi barco, mi red
y la arena.
Donde te sentí
donde te escribí
mi poema.
En realidad estoy mezclando vivencias personales de momentos que hoy me resultan algo alejados en el tiempo pero que entonces estaban muy próximos.
Creo que la mayoría de los chavales de mi generación crecimos leyendo El Capitán Trueno. ¡Que aventuras! Con Goliath, Crispín y la princesa Sigrid del reino de Thule. Aunque había otros comics como El Jabato ó las Hazañas bélicas (con el sargento Gorila) el best seller era nuestro Capitán Trueno.
La afición por la lectura nunca me ha abandonado. Es cierto que el mundo de la imagen y de las nuevas tecnologías resulta especialmente atractivo y resta tiempo para leer. Pero siempre, desde joven me sumergí en el infinito universo de los libros y nunca dejé de sentir que todos y cada uno de los que leía pasaban a formar parte de mi.
La Barceloneta en las fiestas del Corpus de 1915
