martes, 16 de febrero de 2010

Koerncia (o algo así...)





¿Es todo una cuestión de perspectiva? ¿ La montaña es igual de grande y somos nosotros los que nos alejamos? ¿La vida nos aleja o nos acerca?. Como verán, ando filosófico, buscando respuestas. Y eso que se que no existen respuestas y que la verdad sofista por excelencia, aquella del solo se que no se nada, se impone.

Viene esto a cuento, un tanto traído por los pelos, de esos conflictos paterno-filiales donde los padres tratamos de que nuestros hijos asimilen nuestra forma de ver las cosas. Se trata de trasmitirles esas verdades que se nos figuran del barquero – y yo me pregunto ¿porqué el barquero tiene la exclusiva de las verdades rotundas? – sin pensar que hasta esas verdades verdaderas se ajustan a los esquemas y a la teoría de la relatividad.

Por ejemplo, no hay nada más relativo que eso de “ir en condiciones”. Asistir a una ceremonia en bermudas no se ajustaría bajo mi prisma de burgués irredento a los esquemas básicos condicionales. Sin embargo unas cuantas quinceañeras y quinceañeros de tal guisa se confundirían anodinamente con el paisaje o al menos pondrían el contrapunto de color a nuestras etiquetadas seriedades. ¿Tiene que ver la edad? Probablemente si. Como también tiene que ver con las diferentes mentalidades. Los jóvenes años 70-80 eramos tan jóvenes o más, pero muchísimo más acartonados. El mayo del 68 nos hizo rebeldes pero con los años la rebeldía fue modulándose. Hoy la rebeldía, probablemente a causa de un futuro que se aventura inhóspito es una rebeldía agresiva y en ella se atrincheran y defienden.

El eterno dilema de los progenitores consiste en elegir entre insistir en la educación, acallándo nuestras conciencias o en convertirnos única y exclusivamente en vigilantes de caminos para evitar desviaciones inoportunas. Ser algo así como la ley. La norma existe y está ahí para que la conozcan todos. La ley no es un coñazo repitiéndo sus preceptos una y otra vez. La ley se limita a estar ahí y cuando te desmandas te pone la mano en el hombro, apretándo mas o menos según las circunstancias, para corregirte y enderezarte por unos métodos u otros.

La vida también hace lo mismo. Sus manos son distintas y sus métodos también pero te endereza generalmente a golpe de sufrimientos. Los padres, en nuestro amor, tratamos de evitar estos golpes a nuestros hijos. Ello es tan natural como imposible. Se llevarán muchos golpes. Se darán de bruces con mil y una pared. Vale, algún golpecito les evitaré, si se dejan, pero de esos descalabros que existen desde que se inventó el mundo de esos nadie puede librarlos.

Pero, entre el si y el no. Entre el “eso ya lo se” o el “todavía te crees que sigo siendo un niño” y ese aire de autoridad de que se invisten y con el que intentan quedarse a salvo de nuestras peroratas, nos vamos convirtiendo en barricas de roble envejecido y los vinos que contenemos, de tantos años, ya no los beben las nuevas generaciones. Bien, vale, que aprendan por si mismos. Me doblego ante su majestad el tiempo de las luces y las inteligencias preclaras y excepcionalmente bien informadas. Pero por favor, que me dejen vivir entre mis modestos, pretéritos y obsoletos esquemas de vida, tratando de encontrar equilibrios entre calidad y precios, no comprar exclusivamente afamadas marcas que ofrecen calidad terrenal cierta a precios de galaxias florentinas y mirar la pela, que es la pela, en catalán, vascuence o bable. Ahora eso si, vale que no comulguen con mis cartesianas y carpetovetónicas ideas pero please no me pidan que les pague Converses, Raybans y otros bichos de la misma especie…

¡Ah! Y como seguro que saben, también hay una palabra en el diccionario que se llama coherencia. Bueno, para ellos Koerncia o algo así. Pues eso…

1 comentario:

Pepe del Montgó dijo...

Como padre entiendo perfectamente de lo que estás hablando, pero como educador de los hijos de los demás no acabo de entender como los padres no dominais los instintos irrefrenables de vuestros hijos. ¿Al final, si estamos conscientes, estaremos contentos con lo que hemos hecho?