martes, 20 de octubre de 2009

La hora de las musas depresivas


Desconozco cual es el momento del día en que ofrezco menos resistencia a las musas optimistas. Por lo que hace a las musas depresivas, esa primera media hora tras una siesta profunda es su tiempo natural. Y en esas estamos, Sancho, y alguna susodicha me tiene preso y no hay bálsamo de Fierabras que me reconforte.

El caso es que me doy un paseo por esos blogs amigos para compartir con ellos este nescafé adecentador de imágenes personales post siesta y sucumbo ante una de estas Aónides depresivas. Hoy le ha tocado el turno de venir a asediarme a la musa depresiva de lo inabarcable, esa que pregona una y otra vez que el tiempo vuela y que tú tienes que trabajar, salir a andar, reponer el frigo, colgar unas cuantas estanterías pendientes y ciento de pequeñas tareas que acaban destrozando tu tiempo.

Así que, resignado a no ver la mayoría de películas que mis colegas de la blogosfera comentan en sus espacios pues me siento incapaz de mentirles y decirles aquello de " Si tu la recomiendas pues habrá que verla", porque sé que nones. Que estoy en edad laboral y con laboro, lo cual en los tiempos que corren es todo un lujo.

Total que, incapaz de decirles la verdad, pues opto por lo fácil, escaparme por el foro maleducadamente.

Desde luego estarán disculpados si hacen lo mismo conmigo.

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