viernes, 24 de octubre de 2008

Dénme tiempo para mover el mundo

Entiendo a esos escritores que necesitan alejarse del bullicio y sentirse solos frente a su papel o su PC para ir encontrando y vertiendo sus pensamientos y su imaginación en una obra artística. La rutina y los quehaceres diarios son enemigos que parecen regocijarse de nuestra incapacidad para aislarnos y encontrarnos con nosotros mismos y hacer que germine algo, bello o no, interesante o quizás no, pero siempre nuestro.

Esta multiplicidad de quehaceres personales marcados por la subsistencia y la diversidad de aficiones han paralizado de algún modo este blog. Pero aquí me refugio. Aquí me encuentro conmigo mismo. Aquí puedo decir precisamente eso, que el tiempo me vence. Que la mente es fuerte pero la carne es débil. Que mis recuerdos están atorados. Que quieren salir a la superficie. Ya saldrán otro día. Hoy este blog me sirve para gritar, aunque solo yo me oiga: ¡Denme tiempo para mover el mundo!

No me puedo resistir a dejarles, por si quieren escucharla, una melodía de los 60, de Los Pekenikes, creo que apropiada al tema:


No hay comentarios: